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martes, 26 de agosto de 2014

Como facilitar el aprendizaje de nuestros hijos en matemáticas

Nuestro papel como padres y madres es fundamental en la identificación y la búsqueda del tratamiento adecuado. También lo es en la creación de un ambiente familiar que estimule el aprendizaje matemático, despertando inquietudes, ofreciendo posibilidades, reforzando los avances, etc.

A continuación, señalamos algunas orientaciones a tener en cuenta que puedan facilitar este aprendizaje en nuestro hijo:

Despertar desde pequeños su curiosidad e interés hacia los números, de
forma lúdica, con juegos (a las tiendas, al supermercado, etc.), con ejemplos
de la vida real, con problemas divertidos, etc. Que nuestro hijo vea que las matemáticas pueden ser divertidas y muy prácticas. El componente afectivo del aprendizaje, la actitud y la motivación serán sin duda un elemento fundamental en su posterior aprendizaje.

Fomentar aquellos juegos en los que se desarrollen las habilidades numéricas
(oca, parchís, monopoly, bingo, barcos, lego, tres en raya, ajedrez, dominó, cartas, juego supermercado, etc.), ya que el juego desempeña un papel fundamental en el conocimiento y utilización de los números y en la consolidación y automatización de estas habilidades.

Tener en casa una actitud positiva hacia las matemáticas, evitando comentarios sobre si son difíciles o aburridas o diciendo que a nosotros también nos “costaron”.

Recordar siempre nuestro papel educativo con nuestros hijos, que somos sus referentes y su modelo, por lo que podemos ayudarle a aumentar su motivación hacia el aprendizaje mostrando nuestro interés y curiosidad por los conceptos matemáticos.

Enseñarle el valor de las matemáticas en la vida cotidiana, en actividades
necesarias y frecuentes, y la importancia que pueden tener en su futuro.

Animarle a que desarrolle con nosotros su capacidad para resolver problemas, por ejemplo, incluyéndolo en actividades cotidianas (comparar
artículos en una tienda, pesar cantidades diferentes de comida, calcular
las medidas para colgar un cuadro, planificar los días de unas vacaciones,
seguir una receta de cocina, etc.), realizando con frecuencia ejercicios divertidos y convirtiendo cualquier situación cotidiana en un juego matemático.
De esta forma, podrá investigar, cuestionar y resolver problemas.

Ayudarle a relacionar los problemas planteados en las tareas escolares
con situaciones y ejemplos de la vida real. Por ejemplo, ayudarle a aprender
desde el principio conceptos como cantidad, orden, tamaño, espacio y
distancia con situaciones cotidianas u objetos cercanos a él.

Unir temas de su interés con la realización de cálculos numéricos (por
ejemplo, animales, deportes, cocina, pintura, etc.).

Practicar con ellos ejercicios en los que pueda tener una percepción visual
de los problemas, es decir, visualizando los conceptos y problemas
con objetos y situaciones reales. Muchas veces los procesos matemáticos
y el código numérico y verbal resultan demasiado abstractos por lo es importante aproximarse a estos conceptos con actividades multisensoriales,
es decir, desde otros sentidos que puedan facilitarlo, especialmente el
visual.

En el momento de realizar este tipo de tareas, promover que las ejecute y
las verbalice al mismo tiempo.

Cuando tenga que memorizar operaciones y fórmulas matemáticas, animarle
a que utilice una música adecuada que le facilite este proceso.

Enseñarle a realizar y resolver problemas matemáticos de forma mental,
es decir, en su cabeza, haciendo cálculos mentales rápidos de situaciones
cotidianas.

Cuando esté resolviendo problemas matemáticos, o situaciones cotidianas,
pedirle que nos explique cómo llegó a la solución correcta, de esta
forma podremos ver de qué forma razona matemáticamente y dónde puede
necesitar más ayuda. Nosotros podemos compartir con ellos nuestra
forma de razonar.

Del mismo modo, cuando esté realizando problemas, que nos los lea en
voz alta, y observar si las dificultades pueden venir de una falta de comprensión de los mismos.

Ayudarle a que encuentre estrategias cognitivas que le faciliten el cálculo
mental y el razonamiento visual, es decir, pequeños “trucos” que le puedan
servir.

Valorar y reforzarle el esfuerzo a la hora de realizar los problemas, no
solo el resultado.

Potenciar el uso de las nuevas tecnologías para practicar y hacer ejercicios
lúdicos. Hay múltiples páginas en internet que permiten hacer juegos matemáticos de forma divertida y dinámica.

Si es posible, trabajar con él, a través de ejercicios y actividades sencillas
y entretenidas, según la edad y sus dificultades, conceptos como (se puede
hacer con la plastilina, por ejemplo):

Asociación del número con la cantidad que representa: mediante referentes visuales, concretos y manipulativos, se puede utilizar el ábaco. Contar y hacer grupos de objetos.

Trabajar la noción de proporción y cantidad: conceptos como mucho, poco, bastante, más o menos, mayor, menor, y la reversibilidad.

Conservación de la cantidad: esta noción está en la base del concepto de número y de las operaciones y significa que, aunque exista una diferencia en los atributos físicos de los objetos, hay una base de realidad que sobrepasa estas diferencias. Por ejemplo, 2+2 = 3 +1.

Secuencias ordenadas de objetos o números, ejercicios de seriación (presentar series de números y ordenarlos de mayor a menor y viceversa, completar los que faltan….). Fundamental para desarrollar una comprensión matemática mayor.

Clasificaciones de elementos: partiendo de clasificaciones simples hasta llegar a las más complejas y trabajar las relaciones dentro de esas categorías.

Reforzar el pensamiento lógico a través de conversaciones.

Ejercicios que le ayuden a consolidar la línea numérica mental para fortalecer el concepto numérico básico.

Practicar diariamente el cálculo mental para mejorar la agilidad de los cálculos: inicialmente en la suma y resta y después incorporando la multiplicación y la división.

Ejercicios que le ayuden a entrenar la memoria corto plazo y entrenar
la atención sostenida: para mejorar la ejecución en los cálculos y los pasos necesarios para resolver un problema.

Trabajar el entrenamiento en autoinstrucciones, identificando todos los pasos para realizar cálculos y resolver problemas.

Si hacemos ejercicios con nuestro hijo, darle tiempo suficiente para resolver los problemas y asimilar los conceptos, sin presionarle en el aprendizaje de estos conceptos. Apoyarle, dándole el tiempo necesario para ello.

En los ejercicios, facilitarle hojas y espacio para escribir para que la información esté despejada y tenga suficiente espacio visual.

Respecto al uso de la calculadora, podemos dejar que la utilice como
apoyo para resolver operaciones básicas si,todavía no se ha aprendido la tabla de multiplicar, para que no se retrase el aprendizaje de otras operaciones más complejas (y, más adelante, será necesario fortalecer el aprendizaje de la tabla).

Mantener una comunicación y colaboración constante con el tutor del centro para conocer su evolución, que nos aporten diferentes orientaciones y pautas para trabajar en casa, etc.

Si es necesario, contar con la ayuda de un profesional.

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