Páginas

jueves, 31 de julio de 2014

Nuestras dos almas


Dos rojas lenguas de fuego
que a un mismo troneo enlazadas
se aproximan y al besasrse
forman una sola llama.


Dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa
y que al romper se coronan
sobre un penacho de plata.


Dos ideas que al par brotan
Dos besos que a un tiempo estallan
Dos ecos que se confunden...,
eso son nuestras dos almas.

Imágenes de Aladin y Yasmin


Esperamos que os gusten.










Congreso de los ratones

Desde el gran Zapirón, el blanco y rubio,
Que después de las aguas del diluvio
Fue padre universal de todo gato,
Ha sido Miauragato
Quien más sangrientamente
Persiguió a la infeliz ratona gente.
Lo cierto es que, obligada
De su persecución la desdichada,
En Ratópolis tuvo su congreso.
Propuso el elocuente Roequeso
Echarle un cascabel, y de esa suerte
Al ruido escaparían de la muerte.
El proyecto aprobaron uno a uno,
¿Quién lo ha de ejecutar? eso ninguno.
«Yo soy corto de vista. Yo muy viejo.
Yo gotoso», decían. El concejo
Se acabó como muchos en el mundo.
Proponen un proyecto sin segundo:
Lo aprueban: hacen otro. ¡Qué portento!
Pero ¿la ejecución? Ahí está el cuento.

Autor: Felix M. Samaniego

Tengo, tengo, tengo.

Tengo, tengo, tengo.
Tú no tienes nada.
Tengo tres ovejas en una cabaña.

Una me da leche,
otra me da lana,
y otra me mantiene
toda la semana.

Caballito blanco
llévame de aquí.
Llévame hasta el pueblo donde yo nací.

Tengo, tengo, tengo.
Tú no tienes nada.
Tengo tres ovejas en una cabaña.





Tu nombre es como ....


Tu nombre es como el río
que baja bañando
las riberas de mi amor
se que querría estar
sumergida en el,
cerrar los ojos y sentirte
a mi lado,
abrirlos y descubrir que
estamos juntos.
Pero no puedo coger
tu esencia, como no
puedo coger el agua de
ese río que se escapa
por entre los dedos
de mi amor.

El ratoncito Perez

Había una vez un ratoncito llamado Pepito Pérez, era un pequeño ratoncito que vivía con su familia en un agujero de la pared de un edificio de la ciudad.

El agujero no era muy grande pero era muy cómodo, y allí no faltaba la comida. Vivían junto a una panadería, por las noches él y su padre iban a coger harina y todo lo que encontraban para comer. Un día Pepito escuchó un gran alboroto en el piso de arriba. Y como ratón curioso que era trepó y trepó por las cañerías hasta llegar a la primera planta. Allí vió un montón de aparatos, sillones, flores, cuadros..., parecía que alguien se iba a instalar allí.

Al día siguiente Pepito volvió a subir a ver qué era todo aquello, y descubrió algo que le gustó muchísimo. En el piso de arriba habían puesto una clínica dental. A partir de entonces todos los días subía a mirar todo lo que hacía el doctor José Mª. Miraba y aprendía, volvía a mirar y apuntaba todo lo que podía en una pequeña libreta de cartón. Después practicaba con su familia lo que sabía. A su madre le limpió muy bien los dientes, a su hermanita le curó un dolor de muelas con un poquito de medicina.

Y así fue como el ratoncito Pérez se fue haciendo famoso. Venían ratones de todas partes para que los curara. Ratones de campo con una bolsita llena de comida para él, ratones de ciudad con sombrero y bastón, ratones pequeños, grandes, gordos, flacos... Todos querían que el ratoncito Pérez les arreglara la boca.

Pero entonces empezaron a venir ratones ancianos con un problema más grande. No tenían dientes y querían comer turrón, nueces, almendras, y todo lo que no podían comer desde que eran jóvenes. El ratoncito Pérez pensó y pensó cómo podía ayudar a estos ratones que confiaban en él. Y, como casi siempre que tenía una duda, subió a la clínica dental a mirar. Allí vió cómo el doctor José Mª le ponía unos dientes estupendos a un anciano. Esos dientes no eran de personas, los hacían en una gran fábrica para los dentistas. Pero esos dientes, eran enormes y no le servían a él para nada.

Entonces, cuando ya se iba a ir a su casa sin encontrar la solución, apareció en la clínica un niño con su mamá. El niño quería que el doctor le quitara un diente de leche para que le saliera rápido el diente fuerte y grande. El doctor se lo quitó y se lo dió de recuerdo. El ratoncito Pérez encontró la solución: "Iré a la casa de ese niño y le compraré el diente", pensó. Lo siguió por toda la ciudad y cuando por fin llegó a la casa, se encontró con un enorme gato y no pudo entrar. El ratoncito Pérez se esperó a que todos se durmieran y entonces entró a la habitación del niño. El niño se había dormido mirando y mirando su diente, y lo había puesto debajo de su almohada. Al pobre ratoncito Pérez le costó mucho encontrar el diente, pero al fin lo encontró y le dejó al niño un bonito regalo.

A la mañana siguiente el niño vio el regalo y se puso contentísimo y se lo contó a todos sus amigos del colegio. Y a partir de ese día, todos los niños dejan sus dientes de leche debajo de la almohada. Y el ratoncito Pérez los recoge y les deja a cambio un bonito regalo. 





miércoles, 30 de julio de 2014

Tengo una vaca lechera


Tengo una vaca lechera
no es una vaca cualquiera
me da leche merengada

ay!que vaca tan salada
tolón, tolón, tolón, tolón.

Un cencerro le he comprado
Y a mi vaca le ha gustado
se pasea por el prado
mata moscas con el rabo
tolón, tolón, Tolón, tolón.

Qué felices viviremos
Cuando vuelvas a mi lado
Con sus quesos, con tus besos
Los tres juntos ¡qué ilusión! (Bis)






Imágenes de Sarah Kay

¿Conocéis a la maravillosa Sarah Kay??. Los que son mayores seguro que si, y al ver estas imágenes seguro que sienten nostalgia del pasado. Y para los más pequeños, aquí tenéis algunas imágenes de ella, para que lo podáis imprimir y pintar. Esperamos que os guste.















El Gato con botas


Había una vez un molinero que tenía tres hijos. A su muerte les dejó, por toda herencia, un molino, un asno y un gato. El reparto se hizo enseguida, sin llamar al notario ni al procurador, pues probablemente se hubieran llevado todo el pobre patrimonio. Al hijo mayor le tocó el molino; al segundo, el asno, y al más pequeño sólo le correspondió el gato. Este último no se podía consolar de haberle tocado tan poca cosa.

-Mis hermanos -se decía- podrán ganarse la vida honradamente juntándose los dos; en cambio yo, en cuanto me haya comido el gato y me haya hecho un manguito con su piel, me moriré de hambre.


El gato, que estaba oyendo estas palabras, haciéndose el distraído, le dijo con aire serio y
sosegado:


-No te aflijas en absoluto, mi amo, no tienes más que darme un saco y hacerme un par de botas para ir por los zarzales, y ya verás que tu herencia no es tan poca cosa como tú crees.


Aunque el amo del gato no hizo mucho caso al oírlo, lo había visto valerse de tantas
estratagemas para cazar ratas y ratones, como cuando se colgaba por sus patas traseras o se escondía en la harina haciéndose el muerto, que no perdió la esperanza de que lo socorriera en su miseria.


En cuanto el gato tuvo lo que había solicitado, se calzó rápidamente las botas, se echó el saco al hombro, cogió los cordones con sus patas delanteras y se dirigió hacia un coto de caza en donde había muchos conejos. Puso salvado y hierbas dentro del saco, se tendió en el suelo como si estuviese muerto, y esperó que algún conejillo, poco conocedor de las tretas de este mundo, viniera a meterse en el saco para comer lo que en él había echado.


Apenas se hubo recostado, cuando tuvo la primera satisfacción; un distraído conejillo entró en el saco. El gato tiró enseguida de los cordones para atraparlo, y lo mató sin compasión.


Muy orgulloso de su presa, se dirigió hacia el palacio del Rey y pidió que lo dejaran entrar para hablar con él. Le hicieron pasar a los aposentos de Su Majestad y, después de hacer una gran reverencia al Rey, le dijo:


-Majestad, aquí tenéis un conejo de campo que el señor marqués de Carabás -que es el nombre que se le ocurrió dar a su amo- me ha encargado ofreceros de su parte.


-Dile a tu amo -contestó el Rey- que se lo agradezco, y que me halaga en gran medida.


Otro día fue a esconderse en un trigal dejando también el saco abierto; en cuanto dos perdices entraron en él, tiró de los cordones y las cogió a las dos. Enseguida fue a ofrecérselas al Rey, tal como había hecho con el conejo de campo. Una vez más, el Rey se sintió halagado al recibir las dos perdices, y ordenó que le dieran una propina.


Durante dos o tres meses el gato continuó llevando al Rey, de cuando en cuando, las piezas que cazaba y le decía que lo enviaba su amo.


Un día se enteró que el Rey iba a salir de paseo por la ribera del río con su hija, la princesa más hermosa del mundo, y le dijo a su amo:


-Si sigues mi consejo podrás hacer fortuna; no tienes más que bañarte en el río en el lugar que yo te indique y luego déjame hacer a mí.


El marqués de Carabás hizo lo que su gato le aconsejaba, sin saber con qué fines lo hacía.


Mientras se bañaba, pasó por allí el Rey, y el gato se puso a gritar con todas sus fuerzas:


-¡Socorro, socorro! ¡Que se ahoga el Marqués de Carabás!


Al oír los gritos, el Rey se asomó por la ventanilla y, reconociendo al gato que tantas piezas de caza le había llevado, ordenó a sus guardias que fueran enseguida en auxilio del Marqués de Carabás.


Mientras sacaban del río al pobre marqués, el gato se acercó a la carroza y le dijo al Rey que, mientras se bañaba su amo, habían venido unos ladrones y se habían llevado sus ropas, a pesar de que él gritó con todas sus fuerzas pidiendo ayuda; el gato las había escondido bajo una enorme piedra. Al instante, el Rey ordenó a los encargados de su guardarropa que fueran a buscar uno de sus más hermosos trajes para el señor marqués de Carabás.


El Rey le ofreció mil muestras de amistad y, como el hermoso traje que acababan de darle
realzaba su figura (pues era guapo y de buena presencia), la hija del rey lo encontró muy de su agrado, de modo que, en cuanto el marqués de Carabás le dirigió dos o tres miradas muy respetuosas y un poco tiernas, ella se enamoró locamente de él. El rey quiso que subiera a su carroza y que los acompañara en su paseo. El gato, encantado al ver que su plan empezaba a dar resultado, se adelantó a ellos y, cuando encontró a unos campesinos que segaban un campo, les dijo:


-Buenas gentes, si no decís al rey que el campo que estáis segando pertenece al señor marqués de Carabás, seréis hechos picadillo como carne de pastel.


Al pasar por allí, el rey no dejó de preguntar a los segadores que de quién era el campo que estaban segando.


-Estos campos pertenecen al señor marqués de Carabás -respondieron todos a la vez, pues la amenaza del gato los había asustado.


El gato, que iba delante de la carroza, seguía diciendo lo mismo a todos aquellos con quienes se encontraba, por lo que el rey estaba asombrado de las grandes posesiones del marqués de Carabás.


Finalmente el Gato con Botas llegó a un grandioso castillo, cuyo dueño era un ogro, el más rico de todo el país, ya que todas las tierras por donde el Rey había pasado dependían de aquel castillo.


El gato, que por supuesto se había informado de quién era aquel ogro y de lo que sabía hacer, pidió hablar con él para presentarle sus respetos, pues no quería pasar de largo sin haber tenido ese honor.


El ogro lo recibió tan cortésmente como puede hacerlo un ogro y lo invitó a descansar un rato.


-Me han dicho -dijo el gato- que tenéis la habilidad de poder convertiros en cualquier clase de animal, que podéis transformaros en león o en elefante, por ejemplo.


-Es cierto -dijo impulsivamente el ogro-, y os lo voy a demostrar convirtiéndome ipso facto en un león.


El gato se asustó mucho de encontrarse de pronto delante de un león y, con gran esfuerzo y dificultad, pues sus botas no valían para andar por las tejas, se encaramó al alero del tejado.


Viendo luego el gato que el ogro había tomado otra vez su aspecto normal, bajó del tejado
confesando que había pasado mucho miedo.


-También me han asegurado -dijo el gato- que sois capaz de convertiros en un animal de pequeño tamaño, como una rata o un ratón, aunque debo confesaros que esto sí que me parece del todo imposible.


-¿Imposible? -replicó el ogro- Lo veréis.


Y diciendo esto se transformó en un ratón que se puso a correr por el suelo. El gato, en cuanto lo vio, se arrojó sobre él y se lo comió.


Mientras tanto el Rey, que pasó ante el hermoso castillo, decidió entrar en él. Inmediatamente el gato, que había oído el ruido de la carroza al atravesar el puente levadizo, corrió a su encuentro y saludó al Rey:


-Sea bienvenido Vuestra Majestad al castillo del señor marqués de Carabás.


-¡Pero bueno, señor Marqués! -exclamó el Rey. ¿Este castillo también es vuestro? ¡Qué belleza de patio! Y los edificios que lo rodean son también magníficos. ¿Pasamos al interior?


El marqués de Carabás tomó de la mano a la Princesa y, siguiendo al Rey, entraron en un
majestuoso salón, donde los esperaban unos exquisitos manjares que el ogro tenía preparados para obsequiar a unos amigos suyos que habían de visitarlo ese mismo día, aunque éstos no creyeron conveniente entrar al enterarse de que el Rey se encontraba en el castillo.


El rey, al ver tantas riquezas del Marqués de Carabás, junto con sus buenas cualidades, y
conociendo que su hija estaba perdidamente enamorada del marqués, decidió casar a su hija con el joven marqués, ya que a éste también se le veía beber los vientos por la Princesa.


La boda se celebró inmediatamente, convirtiéndose de este modo el hijo menor del molinero en un príncipe; y el gato, que se quedó a vivir en el palacio junto con su amo, devino un gran señor, que sólo corría ya detrás de los ratones para divertirse.

Y así, todos vivieron felices el resto de sus días. 

Cuento de Charles Perrault


Los pollitos dicen






Los pollitos dicen
pio pio pio
cuando tienen hambre
y cuando tienen frío.


La gallina busca
el maiz y el trigo
les da la comida
y les presta abrigo.


Bajos sus dos alas
acurrucaditos y
hasta el otro día
duermen los pollitos.

Crema de zanahorias



Para Bebés a partir de 5 meses:

Ingredientes:

2 zanahorias pequeñas,
1/2 media patata,
1 cucharadita de aceite de oliva virgen 
1 vaso de caldo de verduras.

 Preparación:

Se debe limpiar y pelar las zanahorias y las patatas, y cocerlas en el caldo de verduras. Cuando empiece a hervir, remover sin parar. Cuando la crema esté preparada, añadir el aceite y remover.




Para Bebés a partir de 6 meses

Ingredientes:

300 g de calabacín
300 g de zanahoria
1 puerro grande (sólo la parte blanca)

Preparación:


Lava bien la verdura, retira la piel y lávala de nuevo bajo el chorro de agua fría. Córtala en trozos grandes y hiérvela con el agua justa para cubrirla en la olla a presión, durante 7-8 minutos. Transcurrido ese tiempo retira el caldo y resérvalo. Tritura las verduras con la batidora y añade después el caldo hasta obtener la consistencia que desees.

Chistes



1. Iban dos ratitas paseando por la calle, cuando pasa por encima un murciélago.

-¿Qué es eso? -dice una de ellas.

- Mi novio, que es piloto.

2. Dos amigos están por la calle. Uno pregunta:

- ¿Qué hora es?

- Las doce.

- ¡Qué tarde!

- Haberme preguntado antes.

3. En una boda, preguntan a la novia:

- ¿Cuántos hijos deseas tener?

- Cuatro.

- ¿Por qué cuatro y no cinco?

- Porque he leído que uno de cada cinco niños que nace es chino.

4. ¿Cuál es el colmo de los colmos?

Que un mudo le diga a un sordo que un ciego le está mirando.

5.
¿Cuál es el colmo de un jardinero? Que su hija se llame rosa y la deje plantada.

LA BELLA DURMIENTE


Érase una vez una reina que dio a luz una niña muy hermosa. Al bautismo invitó a todas las hadas de su reino, pero se olvidó, desgraciadamente, de invitar a la más malvada. A pesar de ello, esta hada maligna se presentó igualmente al castillo y, al pasar por delante de la cuna de la pequeña, dijo despechada: "¡A los dieciséis años te pincharás con un huso y morirás!" Un hada buena que había cerca, al oír el maleficio, pronunció un encantamiento a fin de mitigar la terrible condena: al pincharse en vez de morir, la muchacha permanecería dormida durante cien años y solo el beso de un joven príncipe la despertaría de su profundo sueño.
Pasaron los años y la princesita se convirtió en la muchacha más hermosa del reino. El rey había ordenado quemar todos los husos del castillo para que la princesa no pudiera pincharse con ninguno. No obstante, el día que cumplía los dieciséis años, la princesa acudió a un lugar del castillo que todos creían deshabitado, y donde una vieja sirvienta, desconocedora de la prohibición del rey, estaba hilando. Por curiosidad, la muchacha le pidió a la mujer que le dejara probar.
- No es fácil hilar la lana, - le dijo la sirvienta -. Mas si tienes paciencia te enseñaré.
La maldición del hada malvada estaba a punto de concretarse. La princesa se pinchó con un huso y cayó fulminada al suelo como muerta. Médicos y magos fueron llamados a consulta. Sin embargo, ninguno logró vencer el maleficio. El hada buena sabedora de lo ocurrido, corrió a palacio para consolar a su amiga la reina. La encontró llorando junto a la cama llena de flores donde estaba tendida la princesa.
- ¡No morirá! ¡Puedes estar segura! - la consoló -. Sólo que por cien años ella dormirá.
La reina, hecha un mar de lágrimas, exclamó:
- ¡Oh, si yo pudiera dormir!
Entonces, el hada buena pensó:
- Si con un encantamiento se durmieran todos, la princesa, al despertar encontraría a todos sus seres queridos a su lado.
La varita dorada del hada se alzó y trazó en el aire una espiral mágica. Al instante todos los habitantes del castillo se durmieron.
- ¡Dormid tranquilos! Volveré dentro de cien años para vuestro despertar. - dijo el hada echando un último vistazo al castillo, ahora inmerso en un profundo sueño -.
En el castillo todo había enmudecido, nada se movía con vida. Péndulos y relojes repiquetearon hasta que su cuerda se acabó. El tiempo parecía haberse detenido realmente. Alrededor del castillo, sumergido en el sueño, empezó a crecer como por encanto, un extraño y frondoso bosque con plantas trepadoras que lo rodeaban como una barrera impenetrable. En el transcurso del tiempo, el castillo quedó oculto con la maleza y fue olvidado de todo el mundo. Pero al término del siglo, un príncipe, que perseguía a un jabalí, llegó hasta sus alrededores. El animal herido, para salvarse de su perseguidor, no halló mejor escondite que la espesura de los zarzales que rodeaban el castillo. El príncipe descendió de su caballo y, con su espada, intentó abrirse camino. Avanzaba lentamente porque la maraña era muy densa. Descorazonado, estaba a punto de retroceder cuando, al apartar una rama, vio...
Siguió avanzando hasta llegar al castillo. El puente levadizo estaba bajado. Llevando al caballo sujeto por las riendas, entró, y cuando vio a todos los habitantes tendidos en las escaleras, en los pasillos, en el patio, pensó con horror que estaban muertos, Luego se tranquilizó al comprobar que solo estaban dormidos.
- ¡Despertad! ¡Despertad!", - chilló una y otra vez, pero en vano -.
Cada vez más extrañado, se adentró en el castillo hasta llegar a la habitación donde dormía la princesa. Durante mucho rato contempló aquel rostro sereno, lleno de paz y belleza; sintió nacer en su corazón el amor que siempre había esperado en vano. Emocionado, se acercó a ella, tomó la mano de la muchacha y delicadamente la besó... 






Con aquel beso, de pronto la muchacha se desesperezó y abrió los ojos, despertando del larguísimo sueño. Al ver frente a sí al príncipe, murmuró:
- ¡Por fin habéis llegado! En mis sueños acariciaba este momento tanto tiempo esperado.
El encantamiento se había roto. La princesa se levantó y tendió su mano al príncipe. En aquel momento todo el castillo despertó. Todos se levantaron, mirándose sorprendidos y diciéndose qué era lo que había sucedido. Al darse cuenta, corrieron locos de alegría junto a la princesa, más hermosa y feliz que nunca. Al cabo de unos días, el castillo, hasta entonces inmerso en el silencio, se llenó de cantos, de música y de alegres risas con motivo de la boda.






Autor del cuento: Hermanos Grimm




lunes, 28 de julio de 2014

¿Qué es la obesidad?


La masa total del cuerpo está compuesta por elementos de distinta naturaleza: masa grasa, masa muscular, agua, mineral óseo y mineral no óseo, entre otros. La obesidad es el aumento y la acumulación de masa grasa, y es especialmente problemática la denominada obesidad central o adiposidad, cuando se deposita sobre todo en la zona abdominal.
La variable que más determina el peso y la composición corporal es el balance calórico, que es la diferencia entre la ingesta calórica (las calorías que nos aporta lo que hemos comido) y el gasto calórico (las calorías consumidas por la actividad realizada).
Así, se pierde peso cuando el gasto calórico supera a la ingesta calórica (balance negativo); en cambio, se gana peso cuando se ingresan más calorías que las que se gastan (balance positivo).
Si queremos controlar nuestro peso es fundamental que adoptemos conductas saludables tanto en lo que se refiere a nuestra alimentación (ingesta calórica) como a la práctica de actividad física (gasto calórico).
La obesidad es un trastorno que contribuye al desarrollo de enfermedades como la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial y el colesterol elevado (dislipemia); trastornos que pueden ocurrir aún en situaciones de aumentos de peso poco importantes, sobre todo si la localización del sobrepeso es abdominal. La obesidad incrementa los factores de riesgo cardiovasculares y
se vincula también con el desarrollo de ciertos tipos de cáncer.


¿Qué factores provocan la obesidad?


En algunos casos, la obesidad puede estar provocada por factores metabólicos genéticos, heredados de los padres y madres.
Sin embargo, en la mayoría de los casos el exceso de peso de los niños y niñas está relacionado con los estilos de vida y, en concreto, con los hábitos de nutrición y de actividad física.
El mantenimiento del peso corporal surge del equilibrio entre las energías ingeridas (alimentación) y las consumidas en las actividades cotidianas (actividad física). En esa lógica, la obesidad es consecuencia de una ingesta
de energías superior a la que los niños y niñas necesitan para realizar a lo largo del día sus distintas actividades escolares, familiares y de ocio y juego.
En los últimos veinte años se han producido dos cambios simultáneos en nuestro estilo de vida que explican en gran parte este aumento de la obesidad:
* Por un lado, consumimos cada vez más alimentos que tienen un alto valor energético.
* Al mismo tiempo, a lo largo del día nos movemos menos que antes y, en consecuencia, gastamos menos energía.


Nuestros niños comen peor, con alimentos que nos aportan más energía, y se mueven menos, lo que hace que el exceso de energía se vaya acumulando en forma de grasa corporal.


¿Qué consecuencias tiene esto en la salud de los niños?


La obesidad infantil tiene consecuencias inmediatas y futuras en la salud de los más pequeños. En corto plazo, los niños obesos pueden padecer dos tipos de consecuencias:


* Psicosociales, como aislamiento social, discriminación, pérdida de autoestima y trastornos de la alimentación que provoquen bulimia o anorexia.


* Físicas, como alteraciones ortopédicas y molestias respiratorias.


A largo plazo, los niños y niñas obesos están incrementando los riesgos de padecer en la adultez o la vejez (e incluso a edades más tempranas) una larga lista de patologías, entre las que se encuentran:


* Hipertensión.
* Diabetes.
* Enfermedades cardiovasculares.
* Algunos tipos de cáncer.
* Problemas en las articulaciones.
* Enfermedades degenerativas, como el Alzheimer.


La OMS estima que tres de cada cuatro niños que son obesos entre los 10 y los 12 años también lo serán cuando sean adultos.
Los niños obesos del presente son, con una alta probabilidad, los enfermos crónicos del futuro.


¿Qué hábitos influyen en el desarrollo de la obesidad?


En la vida cotidiana de los niños y niñas españoles encontramos una larga lista de hábitos que explican el aumento de la obesidad.


En materia de alimentación, podemos enumerar:


* Consumo elevado de alimentos de alto contenido energético (bollería industrial, hamburguesas, pizzas, patatas fritas, refrescos azucarados y productos precocidos con alto contenido de grasas).
* Ingesta insuficiente de verduras, frutas y pescado.
* Pérdida del hábito de desayunar.
* Dieta desordenada, con mucho “picoteo” entre horas, por lo general de productos con alto contenido energético.


En cuanto a la actividad física, se evidencia una pérdida progresiva de la práctica de actividad física en la infancia y la adolescencia, que se manifiesta en:


* Menos horas dedicadas a hacer ejercicio o a practicar algún deporte.
* Pérdida de hábitos de juego dinámico al aire libre.
* Uso del vehículo familiar para el desplazamiento a las distintas actividades, en lugar de caminar o utilizar la bicicleta.
* Más horas dedicadas a actividades sedentarias, como ver televisión o jugar con la consola y el ordenador.


¿Cómo saber si tenemos exceso de peso?


Para saber si una persona tiene un peso normal o acumula algunos kilos de más, se utiliza un indicador que se conoce como Índice de Masa Corporal (IMC), que relaciona el peso de la persona con su estatura.
El cálculo se realiza a través de una fórmula relativamente sencilla, que divide el peso de la persona (expresado en kilos) entre el cuadrado de la estatura (expresado en metros).
IMC = peso (Kg.) / altura2 (m2)


El resultado de ese cálculo nos indica si la persona tiene el peso adecuado en relación con su estatura y, por tanto, es un indicador de salud. Si el resultado es:


• Menor a 17, la persona está desnutrida;
• Entre 17 y 25, tiene un peso normal;
• Entre 25 y 30 tiene sobrepeso;
• Si el IMC es superior a 30, la persona es obesa.


Algunas instituciones, como la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), disponen de calculadoras online que facilitan la realización de ese cálculo.
Más allá de los consejos generales que se ofrecen en este capítulo para prevenir la obesidad infantil, es importante que si su hijo o hija tiene sobrepeso (IMC superior entre 25 y 30) u obesidad (IMC superior a 30) sea tratado por profesionales especializados. Estos profesionales podrán poner en marcha, en conjunto con la familia, el tratamiento más adecuado para
las características de cada paciente. Lo importante es que tomemos conciencia de que tener la obesidad es una enfermedad que provoca pérdida de salud presente y futura, y que necesita de un tratamiento profesional para ser combatida.


Consejos para prevenir la obesidad infantil


Aunque las estadísticas no son alentadoras, tenemos una buena noticia: salvo los determinantes genéticos, todos los demás factores que originan la obesidad infantil son modificables porque se relacionan con hábitos que hemos adquirido y que, si nos lo proponemos, podemos cambiar. Si tenemos en cuenta que muchos de esos hábitos son los que los niños y niñas aprenden en casa, es evidente que la familia debe involucrarse activamente en el cuidado de la salud de los más pequeños, fomentado la adopción de hábitos saludables en materia de alimentación y actividad física.
Prevenir la obesidad es posible y relativamente sencillo:


* Reparta su alimentación en 5 comidas al día: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena.
* Elija alimentos con bajo contenido de grasas.
* Evite los alimentos fritos.
* Reduzca el consumo de azúcar.
* Consuma verduras en abundancia y tome de 2 a 3 piezas de fruta al día, evitando aquellas que contengan mucho azúcar, como el plátano, las uvas o las cerezas.
* Consuma pescado al menos dos veces por semana y disminuya la ingesta de carnes rojas.
* Manténgase activo. Moverse y consumir energías es fundamental para controlar los excesos de peso. Caminar con los amigos, salir de paseo, hacer gimnasia, el baile de salón y los viajes son algunas de las actividades que te podrán ayudar a mantener una vida activa.


El principal consejo para la familia, es predicar con el ejemplo. Nuestros hijos
nos tienen como una referencia, y la mayoría de las veces no hacen más que repetir nuestras costumbres y hábitos.
El único “milagro” es adoptar un estilo de vida saludable
Para las personas que tienen sobrepeso u obesidad, “dieta” es la palabra más temida, porque viene acompañada por una serie de prohibiciones que, por lo general, son la causa del fracaso de los planes para controlar el peso. Quizás el error está en confiar en soluciones express o milagrosas, que prometen devolvernos el peso adecuado de forma rápida y sin grandes esfuerzos. La clave para el éxito de estos planes es proponerse cambiar conductas poco a poco, para adoptar en el largo plazo los hábitos alimentarios más saludables. En todos los casos es fundamental contar con el asesoramiento y control de
los profesionales sanitarios (médicos, nutricionistas y profesores de educación física).
Lo primero que hay que tener muy claro es que no todo vale a la hora de perder peso o, lo que es lo mismo, que los milagros no existen. Muchas personas tienen la tentación de bajar de peso a través del ayuno y de dietas de restricción calórica extrema, sin tomar conciencia de que estas dietas causan pérdidas importantes de agua y tejido magro (fundamentalmente, músculo). La alternativa más recomendable es perder peso a través de un programa de actividad física regular que se complemente con una dieta moderadamente baja en calorías.
La actividad física no sólo es necesaria para bajar de peso cuando uno tiene unos kilos de más, sino que tiene un beneficio comprobado en el mantenimiento del peso corporal normal. El ejercicio físico tiene el doble beneficio de producir la pérdida de grasa (tejido adiposo) y de incrementar la masa muscular y ósea (tejido magro). Las personas que realizan actividad física de forma continuada tienen un porcentaje menor de masa grasa que personas de la misma edad y sexo que tienen hábitos sedentarios. Es decir, si ambas personas consumen igual cantidad de calorías, las que tienen un estilo de vida activo acumulan menos masa grasa.
Entre los principales cambios beneficiosos que produce la actividad física está la posibilidad de aumentar la tasa metabólica, que es la cantidad de energía que utilizamos para estar vivos cada momento del día. Si aumentamos la tasa metabólica querrá decir que, aún cuando estamos en reposo, nuestro gasto de energía es más alto que antes; por tanto, estaríamos controlando el peso corporal y la grasa aún durante nuestro período de descanso o leyendo un libro.


Diez consejos para recuperar un peso saludable


Si usted tiene exceso de peso, tenga en cuenta estos diez consejos que le ayudarán a mejorar su peso corporal y sentirse bien consigo mismo:


1. Recuerde que bajar de peso es el resultado de gastar más energía que la que se ingiere con las comidas. Para la gran mayoría de las personas, aún siendo muy activas, una ingesta desmedida siempre superará al gasto de energía. Lo más recomendable es adoptar una dieta baja en calorías pero que respete los principios básicos de la nutrición: calidad, cantidad, armonía y adecuación. El agua es un elemento fundamental de toda dieta y un pilar básico de la salud, porque es la mejor manera de estar hidratado y no aporta calorías.
2. Empiece practicando actividad física de intensidad leve, como caminar a ritmo pausado sin fatiga excesiva, subir un edificio por las escaleras o montar en bicicleta unos pocos kilómetros en forma recreativa. Si tiene alguno o varios factores de riesgo (obesidad, tabaquismo, hipertensión, diabetes), efectúe una consulta médica antes de iniciar la actividad física.
3. Si fuera posible, recurra a un profesor en educación física para que diseñe el programa de ejercicios a realizar.
4. Desarrolle la actividad física con una intensidad que no suponga un esfuerzo excesivo. Un buen consejo es hacer ejercicio a una intensidad que aumente el sudor y la respiración pero no impida sostener una conversación durante la actividad.
5. La actividad debe tener una duración mínima de 20 minutos para asegurar un gasto de energía importante. Es preferible realizar el ejercicio a una intensidad leve o moderada si eso permite que la duración del ejercicio sea superior.
6. Realice actividad física todos los días de la semana. Si la intención es controlar el peso corporal es muy importante realizar actividad la mayor cantidad de días a la semana. Si hacemos ejercicio más días a la semana, tendremos un gasto extra de energía.
7. Preste atención a la ropa que utiliza para realizar ejercicio. Utilice diseños y materiales que permitan la libre circulación del aire entre la piel y el exterior. Es muy importante que el sudor, especialmente abundante en épocas cálidas, se evapore rápidamente de la superficie corporal para que nuestro sistema de control de la temperatura funcione correctamente.
8. Haga actividad física en grupo para alimentar la motivación. No es fácil cambiar un estilo de vida sedentario por otro más activo si no hay un soporte grupal y motivador, que nos impulse a salir a gastar energía. Si las actividades se hacen en familia y al aire libre, mucho mejor aún.
9. Lo importante es moverse más, y si es en un gimnasio mejor. El gimnasio no es necesario pero sí deseable, porque los programas de actividad física sistemáticos y personalizados permiten controlar más rápidamente el peso corporal.
10. Incluya la vida activa de manera natural en las actividades cotidianas. La realización de actividad física no debe ser una carga, como quien toma una medicación circunstancialmente. Caminar al trabajo o al colegio; ir andando a hacer la compra; subir escaleras en lugar de usar los ascensores (si no puede subir una planta, al menos baje dos); y bajar una estación antes en el metro o el autobús son estrategias que pueden suponer un importante gasto de energía semanal. La práctica de deportes no está recomendada para todas las personas, porque algunas requieren un esfuerzo muy alto. Consulte a su médico antes de practicar deportes intensos como el tenis, el pádel, el fútbol o el baloncesto.


Estos consejos no pretenden reemplazar los consejos personalizados que le pueda dar un profesional sanitario; al contrario, le invitamos a consultarlos para realizar aquellas actividades que mejor se adapten a sus necesidades. Pero estos consejos son una guía saludable que le permitirán comenzar con paso firme y seguro la recuperación de su peso ideal.

La familia Topo y el Lirón


Hace mucho, vivía una familia de Topos cerca de la casa de un Lirón. Un día, un Topito llamo a la puerta de su vecino y le dijo:


"Buenos días Señor Lirón. Dice mi Mamá si fuera tan amable de prestarnos un kilo de harina para preparar una Torta."


El Lirón, de mala gana dio lo que le pidió recordándole al Topito, que le debían un favor. Al rato, volvieron a llamar a su puerta, y era otra ves el Topito pidiendo por favor, medio kilo de Azúcar. El Lirón muy molesto e indignado, a propósito y de mala gana, entrego al Topito medio kilo de Sal.


Horas más tarde, tocaron nuevamente la puerta del Señor Lirón. Este abrió y vio que era la Mamá Topo y su familia que le dijeron:


"¡Feliz cumpleaños Vecino!, por favor acepte esta torta que le preparamos."


El Lirón, muy conmovido y arrepentido por su mala acción, dio las gracias y comió conscientemente sin rechistar la Torta, a pesar de que estaba salada.


Moraleja: Quien imita al que engaña, se venga y no agravia

Pompas de jabón



Lo primero es preparar el liquido para hacer pompas de jabón. Os contamos 3 formulas para que elijáis la que mas os guste:


1. Solución normal


Mezcla cinco partes de agua, una parte de detergente líquido y una o dos cucharadas de glicerina.


2. Solución espesa


Mezcla 2-3 partes de agua, una parte de detergente y una o dos cucharadas de glicerina.


Con esta mezcla las pompas aguantarán el viento y llegarán al suelo sin romperse.


3. Solución de pompas con efecto rebote


Necesitas dos paquetes de gelatina no aromatizada, cuatro vasos de agua caliente, 3-5 cucharadas de glicerina y 3 cucharadas de detergente líquido.


Disuelve la gelatina en agua caliente y añade la glicerina y el detergente líquido. Te quedará como un gel que deberás recalentar cada vez que vayas a utilizarlo.


Con esta receta conseguirás que las pompas reboten al chocar.




Y si probáramos a ponerles un poco de colorante alimenticio a la mezcla??, te atreves??, te sorprenderá el resultado. Ya nos contareis!!

Una vez tengamos hecha la solución elegida, solo nos falta ponernos a jugar, no os parece??.Aquí os presentamos varios juegos:

 
1. La pompa de jabón más grande del mundo


Necesitarás 2 pajitas y una cuerda fina de algodón de unos 40 cm.


Corta la paja en dos mitades e introduce el cordel en su interior. Ata los dos extremos de la cuerda con un nudo y tira de ella hasta que el nudo quede en el interior de una pajita. Forma un rectángulo con las dos pajitas enfrentadas.




2. Llena una fuente de cocina con líquido para pompas de jabón resistente que habrás dejado un rato en la nevera. Hunde el soporte en la fórmula. Sujétalo por las pajitas, estira, espera unos segundos y levántalo despacio en posición vertical manteniendo la cuerda tensa.


3. Para llenar la película de agua jabonosa de aire, sujeta el soporte a la altura de tu cintura, elévalo y junta las manos. El aire entrará y formará una enorme pompa de jabón.


Cuando ya te salgan a la primera, prueba con un soporte más grande. Usa dos pajitas y 80 cm de cuerda.


2. Esculturas de pompas de jabón


Utiliza un alambre para hacer formas cerradas redondas, cuadradas, triangulares, círculos dentro de círculos, varios círculos seguidos... Deja siempre que sobresalga un trozo de alambre para hundir tu escultura en la fórmula. La escultura se llenará de películas de agua jabonosa irisada. Sopla y observa qué ocurre.


3. Dos pompas iguales


Corta una pajita por la mitad. Haz 4 incisiones de 1 cm en las dos puntas de las pajitas y sepáralas. Húndelas en la fórmula y sopla a la vez en ambas pajitas. Tapa el orificio de las pajitas; las pompas se quedarán pegadas en la punta y podrás comprobar si son iguales.


4. Pompas de mesa


Vierte un poco de fórmula sobre la encimera de la cocina, ayudándote de la pajita. Sopla y haz montañas de pompas. Si introduces tu pajita llena de fórmula en el interior de una pompa y soplas, harás una pompa dentro de otra.


5. Pompas locas


La electricidad estática atrae las pompas de jabón. Compruébalo frotando un peine sobre una chaqueta de lana. Haz pompas con la pajita y acerca el peine. Observa cómo el peine las atrae.


6. Pompas enormes


Para unas pompas enormes, puedes utilizar un colador o embudo, si usas el colador no te olvides de quitar la rejilla, o si prefieres usar una percha de alambre y darle forma de raqueta también funcionará, y con todos conseguirás en mismo resultado, cuando lo mojes en un cubo con la mezcla de jabón y sacudas la mano, tus peques (y no tan peques!!), se quedarán impresionados con las súper burbujas que conseguirás hacer.






 

La Liebre mendiga



Hace mucho tiempo, en la puerta de una iglesia, estaba una Liebre que era ociosa, pero pedía limosnas pacientemente.


La gente que pasaba cerca de la Liebre, se compadecía de ella y le regalaban algunas monedas en su sombrero. Un día, una Zorra dándose cuenta de su falsa actitud, le preguntó:


"¿Que tienes tu de mal o desgracia si eres joven y fuerte?, ¿Por qué pides limosnas?, ¿Por qué no trabajas?"


La Liebre no pudo justificarse por dichas palabras, y las limosnas que le regalaban día a día, ahora le eran negadas, motivo por la cual la Liebre se vio obligada a buscar trabajo.


Mientas lo hacia, pidió empleo de casa en casa, pero desafortunadamente nadie le quiso dar. Angustiada la Liebre, se dijo:


"Vaya suerte la mía. Si nadie me da un trabajo, ¿cómo podré sobrevivir?"


Pero sin darse por vencida y tras pasar por muchas desgracias, la Liebre encontró un buen trabajo. Muy feliz y a gusto con su nueva vida, se prometió no volver a mendigar.


Moraleja: Pereza no es pobreza, pero por ahí se empieza.


Los trastornos de la conducta alimentaria



La principal característica de las personas que sufren trastornos de la conducta alimentaria es que adoptan conductas de alimentación anómalas como consecuencia de su insatisfacción con su imagen corporal. Las personas afectadas por estos trastornos sufren consecuencias nutricionales, físicas, psicológicas y sociales que, si no se tratan, pueden poner en riesgo su vida.
En la base de esos trastornos suele haber una distorsión de la propia imagen, que le hace sentir a la persona que está demasiado gorda, que es inferior a las demás o que las demás personas no aprecian su belleza; también suelen condicionar esas conductas anómalas algunos prejuicios o mitos, como que la belleza está asociada con la delgadez, o que hacer dieta o ejercicio es saludable aunque en algunos casos alcance niveles excesivos y ponga en riesgo la salud (como sucede en estos trastornos).


¿A quiénes afectan estos trastornos?


Estas enfermedades suelen afectar principalmente a jóvenes de entre 15 y 24 años, y en la mayor parte de los casos mujeres (entre el 90 y el 95% de los casos). Pero nadie, ni hombres ni mujeres, ni jóvenes ni adultos, está exento de verse afectado. Y lo que es peor: estos trastornos se están haciendo presentes cada vez a edades más tempranas, incluso entre pre-adolescentes.
Una de las causas principales de esta situación es el culto a la belleza de nuestra sociedad, en la que la delgadez se ha convertido en uno de los atributos más valiosos. En muchos casos, la preocupación por el aspecto físico llega a convertirse en una obsesión que gobierna la vida personal y social, y lleva a la persona a probar todo tipo de estrategias (ejercicios, dietas, masajes, cremas para adelgazar, consultas a especialistas) con tal de alcanzar ese ideal. Cuidar el cuerpo se confunde con perder kilos.


¿Cuáles son las características de la anorexia y la bulimia?


Aunque habitualmente se los mencione juntos, la anorexia y la bulimia tienen algunas particularidades que vale la pena precisar.
La anorexia nerviosa es una alteración de la percepción que una persona tiene de su propia imagen, que le hace sentir un miedo intenso a ganar peso o convertirse en una persona obesa, incluso estando por debajo del peso normal. Para evitar el aumento de peso, las reacciones más frecuentes son realizarse regularmente atracones y purgas (como en la bulimia) o
directamente reducir la ingesta de alimentos.
La bulimia nerviosa, literalmente “hambre de buey”, se caracteriza por “atracones” recurrentes (ingestas descontroladas de alimentos en un corto período de tiempo), que son compensados luego por alguna conducta inapropiada dirigida a no ganar peso, como provocarse vómitos; consumir laxantes, diuréticos, enemas u otros fármacos; ayunar o realizar ejercicio físico en exceso.
Estas definiciones son importantes para conocer las diferentes formas en que se manifiestan estos trastornos, pero hay que saber que en más de la mitad de los casos los trastornos se manifiestan con síntomas propios de ambas simultáneamente.
Es lo que recibe el nombre de trastornos de la conducta alimentaria atípicos, porque no responden exactamente en la definición clínica establecida para la anorexia nerviosa o la bulimia nerviosa al faltar alguna de las características habituales.
Las personas afectadas por estos trastornos atípicos pueden tener al mismo tiempo una combinación de síntomas de ambos a la vez.
El trastorno por atracones es el más conocido entre los trastornos de la conducta alimentaria atípicos. En estos casos las personas afectadas tienen episodios en los que comen en exceso pero, a diferencia de lo que sucede en la bulimia, no intentan controlar su peso con técnicas de purga.


¿Qué factores originan estos trastornos?


Más allá de sus características particulares de cada patología, los factores que originan la bulimia y la anorexia son similares.
Entre ellos, podemos mencionar:

* El carácter personal, con preocupación excesiva por la imagen corporal, perfeccionismo y/o y falta de autoestima e insatisfacción personal.
* Hábitos alimentarios inadecuados, como los intentos de seguir dietas rígidas o imposibles de cumplir con tal de mantener la delgadez.

* El contexto familiar, con padres y madres que sobrevaloran la imagen externa o que tienen expectativas demasiado altas para sus hijos e hijas; un clima familiar tenso, distante, escasamente afectuoso, sobreprotector y/o con poca comunicación; y la preocupación excesiva por el peso y las dietas del padre o la madre, o la obesidad de algún miembro de la familia.
* Acontecimientos vitales, como problemas sentimentales, económicos o laborales que la persona cree no poder resolver; transformaciones propias de la pubertad; un cambio de casa o de escuela; una enfermedad importante o la muerte de un miembro de la familia.
* Las presiones socioculturales, sobre todo en lo referido a los modelos de belleza que se transmiten a través de los medios de comunicación. Las personas afectadas adoptan como símbolos de éxito el estereotipo cultural que establecen los medios de comunicación (especialmente la televisión e Internet), que muchas veces transmiten como normal una imagen de delgadez anómala.

¿Qué consecuencias tienen estos trastornos en la salud de la persona que los padece?


Tanto la bulimia como la anorexia son alteraciones psicológicas que pueden generar repercusiones biológicas y fisiológicas de diversa gravedad. El impacto de estos trastornos sobre la salud es diferente en el caso de la anorexia nerviosa y de la bulimia nerviosa.
Entre las consecuencias de la anorexia nerviosa podemos encontrar la pérdida de peso injustificada, o el estancamiento de peso en el caso de los niños; el retraso en la aparición de la primera regla o la pérdida de la menstruación; palidez; caída de cabello; sensación de frío y dedos azules; problemas cardiovasculares, como tensión arterial baja o arritmias; debilidad y mareos.
Por su parte, la bulimia nerviosa puede provocar menstruaciones irregulares; dolor muscular y fatiga; irritación crónica de la garganta o pérdida de los dientes por la repetida provocación del vómito; e inflamación de las glándulas salivares.


¿Cómo podemos detectar un caso de bulimia o anorexia?


La familia tiene un rol fundamental en la detección temprana de estos trastornos. Aunque cada caso tiene sus particularidades, hay algunos comportamientos y actitudes que deben encender las alarmas y llevarnos a prestar más atención a nuestros hijos e hijas. Entre esas actitudes y comportamientos anormales debemos considerar:

* Un aumento importante de la actividad física, sobre todo en personas que han sido poco activas o no demostraban demasiado interés por hacer ejercicio.
* El aislamiento social y la ocupación de todo el tiempo en actividades “útiles” (como estudiar).
* Estado depresivo e irritable, con cambios frecuentes de humor.
* La alteración de los horarios de ingesta de alimentos.
* Una alimentación marcada por la práctica de dietas estrictas.
* El rechazo de la comida.
* Los atracones de comida repetidos, incontrolados y secretos.
* El consumo de laxantes, diuréticos y píldoras adelgazantes.
* La preocupación excesiva por la propia imagen y por lo que puedan pensar las demás personas.
* Los síntomas físicos como vómitos, ausencia de menstruación o pérdida significativa de peso.
* Lectura de revista o visitas a blogs, chats y foros en Internet que hacen un culto de la delgadez.


La familia tiene un rol fundamental en la prevención, la detección y el tratamiento de estos trastornos. Si creemos que algún familiar o amigo está padeciendo un problema de este tipo, es fundamental hablarlo directamente con él o ella. Muchas veces, la persona afectada y la propia familia son conscientes de que está ocurriendo algo anormal, pero no hablan de ello
o niegan que pueda representar un problema.
La familia puede ser un excelente agente de prevención. La adolescencia suele ser un período conflictivo de la vida, por lo que la clave es estar atento a los comportamientos de los hijos e hijas. Esto supone no sólo atender a sus hábitos alimentarios, sino conocer sus preocupaciones, dar importancia a sus comentarios y facilitar la expresión de sus sentimientos. También es muy importante formar a nuestros hijos e hijas para que desarrollen valores propios y se acepten tal como son, para que la imagen corporal no termine siendo un problema.
Familia y amigos tienen también una labor fundamental durante el tratamiento, haciendo el seguimiento de las indicaciones de los profesionales de la salud –por ejemplo, en el desarrollo de hábitos alimentarios correctos-, informando de cualquier recaída, y mostrando cariño y aceptación a la persona que padece la enfermedad


¿Cómo se pueden tratar estos trastornos?


El tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria requiere la participación de profesionales especializados. Afortunadamente, en la red sanitaria pública existen recursos específicos, con equipos multidisciplinares (médicos, terapeutas nutricionales y psicólogos) y unidades específicas de tratamiento de los Trastornos de la Conducta Alimentaria. Es importante
saber que el proceso de atención de estas enfermedades se inicia siempre en el centro de atención primaria de salud, donde el médico general o el pediatra valorarán cada caso e indicarán los pasos a seguir. Si lo consideran necesario, estos profesionales pueden derivarle a la consulta de una unidad de salud mental de la zona o a un programa específico de atención de estos trastornos, para que puedan indicarle el tratamiento a seguir y hacer un seguimiento adecuado. En los casos de mayor gravedad, la persona afectada puede necesitar incluso de hospitalización parcial o completa.
Además de la atención sanitaria, es muy importante que las familias busquen otros recursos de apoyo, como las asociaciones y grupos de ayuda.
Estas organizaciones, formadas por profesionales especializados y familiares de pacientes, pueden ser de gran ayuda, tanto para que los padres y madres puedan comprender los alcances de la enfermedad y cómo va a afectar a la vida familiar como para poder compartir experiencias y escuchar lo que nos pueden aportar otras familias que han pasado antes por una situación similar. Además, estas organizaciones también suelen ser de mucha utilidad para conocer los diferentes recursos socio-sanitarios disponibles para el tratamiento de las enfermedades y los procesos administrativos que hay que seguir para solicitar esos recursos públicos o privados.