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martes, 15 de julio de 2014

COMPARTIR RESPONSABILIDADES EN EL HOGAR




Para la convivencia, es positivo valorar la responsabilidad de cada persona y, si hay niñas o niños en el hogar, tratar de fomentar su autonomía, a la vez que el cuidado de las relaciones. Esto supone facilitar que vayan asumiendo responsabilidades en función de su edad, hasta que llegue un momento en el que puedan elaborar su propio proyecto de vida, tomar sus propias decisiones, cuidarse y saber relacionarse con otras personas.
Libertad y responsabilidad van unidas, ya que, sin responsabilidad, es más fácil que una persona se someta a decisiones ajenas en lugar de tomar decisiones por sí misma, o que se vea arrastrada por circunstancias que le sobrepasan por no haber asumido las consecuencias de sus actos. Sólo si se educa a niños y niñas en libertad, facilitando su crecimiento a la vez que se les orienta sobre los límites que tienen que respetar, lo que tienen que aportar y lo que pueden recibir (derechos, deberes, etc.), podrán llegar a asimilar unos criterios básicos para desenvolverse en la vida.
La responsabilidad implica poder disfrutar de la vida desarrollando las propias potencialidades, haciéndose cargo de las propias decisiones y respetando la libertad de las otras personas.
La responsabilidad va más allá del propio individuo, al implicar también un cuidado de nuestras relaciones, del medio en el que vivimos y la realización de los trabajos necesarios para vivir en comunidad y convivir con otras personas.
No se debe confundir responsabilidad con autoritarismo (toma de decisiones por otras personas sin contar con ellas) ni con sumisión (obediencia ciega a las normas, ideas, valores o conductas impuestas por otra persona). Tampoco se puede confundir con el poder sobre otras personas, que implica toma de decisiones por otras personas y capacidad para aplicarles premios y castigos, y que se diferencia del poder para o capacidad para hacer lo que se desea.
La responsabilidad también hace referencia a las relaciones con otras personas. En el caso de la sexualidad, implica (entre otras muchas cosas) cuidarse y cuidar a la otra persona, es decir, tomar las medidas necesarias para protegerse frente a infecciones de transmisión sexual y embarazos no deseados y disfrutar compartiendo.
Cuando se habla de compartir las responsabilidades en el hogar, se hace referencia a que las personas, independientemente de su sexo, se hagan cargo del cuidado del entorno, de las relaciones, de la convivencia y de otros u otras. Algunas personas hablan de corresponsabilidad para referirse al reparto de las responsabilidades teniendo en cuenta la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.

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